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¡Ayuda! Soy Pastor Nuevo

La religión cristiana requiere de pastores nuevos y liderazgo cristiano hacia una iglesia moderna, acorde con los tiempos y las necesidades de sus miembros.

El origen de la iglesia es antiguo, pero las iglesias cristianas necesitan de líderes jóvenes que lleven a cabo la plantación de iglesias y atraigan nuevos miembros a sus comunidades.

Estos son nuestros mejores consejos para pastores nuevos que se encuentran por primera vez a cargo de una iglesia cristiana.

1. Lee la Biblia (Josué 1:8)

No puedo recomendarte esto lo suficiente. Para enseñar y difundir la Palabra debes conocer la palabra íntimamente, y releerla a diario.

Aunque haya pequeñas diferencias entre la Biblia que usa la religión católica, la iglesia Pentecostal y otras, para ser un líder de almas en cualquiera es preciso tener una relación cercana con las Escrituras y dedicar tiempo a su lectura y estudio.

2. Supérate constantemente (1 Timoteo 4:15)

Debemos aspirar a la perfección aunque esta no sea alcanzable para las personas. Nunca des tus estudios por terminados, nunca dejes de aprender y de superarte. Prueba constantemente nuevas técnicas y enfoques, aficiones y deportes, relaciónate con personas diferentes y sé siempre la mejor versión que puedas ser de tí mismo.

3. Escucha más de lo que hablas (Santiago 1:19)

Muchos pastores caen en el error de predicar en momentos en los que no es apropiado. Escuchar es un talento que se debe adquirir y practicar - tómate el tiempo para ser un buen escucha.

Pon atención a lo que dice tu congregación y haz preguntas. Atiende a los consejos y anécdotas de otros pastores. Aprende de todos ellos, reconoce las inquietudes y necesidades de tus feligreses y luego responde a ellas durante sermones y charlas - el único momento en el que debes dominar la conversación.

4. Relaciónate con otros pastores (Proverbios 17:17)

La labor de un pastor es difícil y exigente - apóyate en aquellos que enfrentan los mismos retos, y comparte con ellos tus dudas y problemas.

Acércate a tus hermanos pastores y procura pasar tiempo de calidad con ellos a nivel personal, ya sea con una comida o una reunión agendada en la que puedan tener un rato a solas para conversar de su misión y recordar que no están solos.

5. Habla bien de todos (Santiago 4:11, 5: 9)

¿Qué es la iglesia? Muchas cosas, entre ellas una familia. Somos humanos, y habrá ocasiones en las que sientas deseos de quejarte de las acciones o la actitud de algún otro pastor o algún miembro de tu iglesia.

Evítalo a toda costa, y más bien procura encontrar lo bueno en cada uno y elogiarlo públicamente. Esto hará que todos confíen en tí como líder y pacificador, y que se acerquen a tí con sus quejas y dificultades sin temor a ser criticados a sus espaldas.

6. Dale prioridad a tu familia (1 Timoteo 3:4-5)

“La caridad empieza en casa,” y el ministerio empieza en tu familia. Dedica tiempo a tu esposa, haz citas con ella y dales toda la prioridad que se merecen. No la uses para desahogarte cuando algo sale mal en tu iglesia - ese no es el rol de ella, y puede afectar su actitud con respecto a tu congregación.

Si tienes hijos dedícales tiempo, amor y atención, y no permitas que tu iglesia te acapare a expensas de tu tiempo con tus hijos, porque esto los llevará a alejarse de la iglesia y “resentirla” por robarles a su padre.

7. Ama a tu congregación (Juan 15:12)

Tanto amó Jesús a su iglesia que dio la vida por ella. Un pastor es siervo de la congregación que lidera - ama a tu congregación aunque sus errores y pecados rompan tu corazón a veces.

Ámalos con firmeza y disciplina si la necesitan, ámalos protegiéndolos de quienes les hacen daño. Ama a tu congregación con tus palabras y actos, diciendo la verdad, siendo paciente y cuidadoso, y ellos lo notarán y responderán de igual manera.

8. Desarrolla tolerancia a la crítica (Salmos 109:4)

Un pastor siempre se verá expuesto a la crítica, la calumnia y las ofensas. Puede que se trate de críticas constructivas, como también puede que sean injustas. Habrá quien te malentienda o se moleste por tus palabras o acciones.

Apóyate en Dios y en la Palabra para desarrollar una “piel gruesa” que no se irrite por las críticas y las ofensas, y mantén tu corazón abierto a tu congregación a pesar de sus errores.

9. Rinde cuentas de tu conducta (1 Timoteo 3:2)

Un joven pastor se expone a muchas tentaciones y a cometer errores por inexperiencia. Es esencial que siempre tengas un pastor experimentado que te ayude como mentor y a quien le rindas cuentas constantemente de tu conducta personal, con el fin de ayudarte a vivir siempre de forma recta, digna y ejemplar.

10. Ora (1 Samuel 12:23)

He dejado el punto más importante para el final: ora, ora constantemente.

La oración será tu mejor arma, tu mayor aliada, tu aliento e inspiración. Dios te hablará cuando ores, y te reparará las fuerzas y te dará las respuestas que necesitas.

Ora para fortalecerte, para consolarte, para relajarte y para motivarte. Ora por tu familia, por tu iglesia, por tí mismo, ora por ellos y con ellos. Nunca subestimes ni olvides el poder de la oración para ayudarte con tu ministerio y tu propia vida.